Aplicación de los conceptos medioambientales y de satisfacción del cliente a proyectos de vivienda

Colaboración: Arq. Jorge Orihuela, Ing. Pablo Orihuela – MOTIVA S.A.
Lic. Lorenzo Salas – IMOBILIARIA BÉLGICA EDIFICACIONES

INTRODUCCIÓN

Antiguamente el éxito de los proyectos se medía por el cumplimiento de los criterios de Costo, Plazo y Calidad (el conocido triángulo de hierro); sin embargo, en la actualidad existen nuevos criterios como el cumplimiento con la minimización del impacto ambiental y la optimización del impacto social que originan nuestros proyectos de construcción.


Los proyectos de construcción, dinamizan la economía de un país, mueven muchas industrias proveedoras de insumos hacia adelante y hacia atrás de la cadena productiva, generando más puestos de trabajo, más insumos, más recaudación tributaria, etc. Sin embargo, paralelamente se generan también muchos impactos negativos, de los que hasta hace algunos años no éramos del todo conscientes. Las estadísticas indican que la construcción y operación de las edificaciones son responsables de un 12% -16 % del
consumo de agua; un 25 % de la madera cosechada; un 30 % – 40 % del consumo energético; un 40 % de los materiales vírgenes extraídos; y un 20% -30 % de las emisiones de gases de efecto invernadero (Macozoma, 2002 y Vital Signs, 2005).


Por otro lado, de acuerdo a la División de Población de la ONU (2012), la población urbana en el mundo superó a la población rural más o menos en el año 2005, mientras que en Latinoamérica este fenómeno ya se había dado en la década de los 60. En las Figuras 1a y 1b, se ve claramente que la tendencia de las poblaciones rurales es al decrecimiento, mientras la tendencia de las poblaciones urbanas muestran incrementos alarmantes.

Por lo tanto, es obvio que este crecimiento urbano requerirá cada vez más de proyectos de construcción de infraestructura de todo tipo, entre los que destacan los proyectos de construcción de viviendas.


De acuerdo al informe sobre Tendencias Emergentes 2014 de Price Waterhouse Cooper (PwC) y el Instituto de Tierras Urbanas (ULI), con estas poblaciones de rápido crecimiento, para el 2030 necesitaremos 50 % más energía, 40 % más agua, y 35 % más alimentos

Zolfaghrian et al. (2012) realizó una investigación sobre los impactos medioambientales de la construcción en Estados Unidos y clasificó los tipos de impacto en tres categorías: ecosistemas, recursos naturales e impacto social. De los tres tipos de impactos ambientales, los impactos al ecosistema producen el mayor impacto sobre el medioambiente (67.5 %), el impacto en los recursos naturales es responsable del 21 % del total, mientras que el impacto social representa el 11.5 % del total.


Bajo este panorama, todos los profesionales que participamos en la promoción, diseño, abastecimiento, construcción y mantenimiento de proyectos de construcción, tenemos una gran responsabilidad en nuestras espaldas, ya que tenemos el deber y la obligación de prever los impactos económicos, ambientales, sociales y culturales de nuestro trabajo diario.

SISTEMAS DE CERTIFICACIÓN

En el mundo académico y en la industria, han comenzado a surgir diversos esfuerzos y propuestas para amenguar estos impactos medioambientales. La Figura 2, muestra un resumen comparativo de algunos sistemas de certificación que promueven estos fines.

Cabe resaltar que la certificación SUMAC Sustentable incorpora la dimensión Transporte, premiando el uso de recursos regionales (procedencia de fuente menor de 400 km). Asimismo, en el componente Materiales, se premia el uso de materiales reciclados.

Certificación Mivivienda Verde
En nuestro país, Mivivienda Verde es un programa del Fondo Mivivienda que impulsa y promociona el acceso a viviendas que incorporen criterios de sostenibilidad en su diseño y construcción, disminuyendo así el impacto sobre el medio ambiente. Para lograr este propósito, el Fondo Mivivienda otorga un bono del 3 % o 4 % (dependiendo del grado de sostenibilidad del edificio) que se descuenta al valor del financiamiento de los compradores por comprar en un proyecto certificado por ellos como sostenible (MiVivienda, S.F.).


Desde el inicio del programa en noviembre de 2016 hasta marzo de este año, el Fondo Mivivienda ha desembolsado 3,132 Bonos Mivivienda Verde. Sin embargo, a marzo de 2019, existe una oferta de 41,185 viviendas sostenibles certificadas, distribuidas en 158 proyectos (Fondo Mi Vivienda, 2019, Boletín estadístico – marzo 2019). Esta estadística, que se puede ver en la Figura 3, destaca la gran acogida que tiene el bono.

La certificación para el Bono Verde Mivivienda, consiste en cumplir 13 requisitos de sostenibilidad clasificados en las siguientes categorías: Agua, Energía, Bioclimática,
Residuos y Educación. Adicionalmente, para alcanzar la certificación de sostenibilidad grado 2, el proyecto debe contar con una planta de tratamiento de aguas grises para el riego de áreas verdes. De cumplirse con estos requisitos sería posible alcanzar ahorros mensuales de hasta 30 % en energía eléctrica y 30 % en agua.


Por su parte, el Ministerio de Medio Ambiente, Vivienda y Desarrollo de Colombia, menciona que una vivienda sostenible podría alcanzar un ahorro del 40 % en agua, entre
30 % y 50 % en energía, además de reducir en un 35 % las emisiones de CO2, causantes del calentamiento global.


Certificación Sustentable SUMAC (CSS)
El Certificado Sustentable SUMAC es una certificación de edificaciones sustentables que se compone de un conjunto de normas y estrategias que buscan mantener estándares de sustentabilidad internacional y se adapta a las necesidades y sistemas constructivos particulares de la región (Catálogo Green, 2019).


El certificado SUMAC Residencial evalúa y califica la optimización del consumo de energía eléctrica del edificio, la reducción del consumo de agua, la sustentabilidad del edificio respecto a su entorno, el confort interior de los ambientes y el uso de materiales sustentables.


Por otro lado, también hay otras certificaciones con un enfoque más sesgado hacia la salud y bienestar de los ocupantes de una edificación, a continuación se mencionan 2 de ellas.


Certificación WELL
La certificación WELL busca acreditar a aquellos edificios que implementen estrategias de diseño que permitan contribuir con el bienestar físico y mental de las personas que los van a utilizar. Para esto evalúa que los proyectos cumplan con sus estándares, que promueven las siguientes categorías: la calidad del aire, la iluminación, el confort térmico, el confort acústico, la calidad del agua, el ejercicio, la gestión de los materiales, el bienestar mental, la integración con la comunidad, y la nutrición (WELL, 2019).


Aparentemente algunas de estas categorías son las mismas de las certificaciones ambientales, sin embargo, el enfoque está más orientado a la salud humana. Por ejemplo, la calidad del agua no se refiere al ahorro hídrico, sino a la prevención de enfermedades al beberla; la iluminación no solo es ahorro energético, sino que es evaluado desde una perspectiva de bienestar.


Asimismo, cuenta con algunas categorías adicionales que difieren de las categorías de las certificaciones ambientales, como la categoría de nutrición, que busca tener fácil acceso a frutas y verduras y crear ambientes de alimentación que promuevan el consumo de comida saludable.


Certificación Best Place to Live (BPTL)
En el año 2017, la Cámara Peruana de la Construcción (CAPECO), en sociedad con Trend Group America (TGA) de Chile, formó su dependencia Inteligencia y Data CAPECO (ID CAPECO), con el propósito de poner en marcha la certificación de Best Place to Live en Perú (Best Place to Live, 2018).


Esta certificación mide la satisfacción de los clientes tanto con el producto, como con el servicio entregado por las inmobiliarias. Respecto al producto, la evaluación considera el grado de satisfacción del cliente con el departamento, con el equipamiento del mismo, con las áreas comunes del proyecto y con el entorno (ver Figura 4). En cuanto a los servicios, evalúa el proceso de venta, el proceso de entrega y la atención posventa.

EL CASO DEL PROYECTO PRECURSORES 4

El proyecto Precursores 4 se gestionó mediante una MODALIDAD COLABORATIVA, de mutua confianza basada en los resultados de proyectos anteriores, entre la empresa
inmobiliaria BÉLGICA EDIFICACIONES S.A. y la empresa diseñadora y constructora MOTIVA S.A.. El objetivo fue apostar por un proyecto cuyo valor agregado fuera contribuir a reducir el impacto ambiental, además de generar una alta satisfacción en sus usuarios finales


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